Hoy por hoy, tener un cierto gusto estético no es garantía de saber valorar un buen diseño y mucho menos de poder corregirlo. Cuando un creativo profesional realiza un trabajo, tiene en cuenta una serie de pautas que para la mayoría de la gente son poco menos que desconocidas, pues por regla general no quedan plasmadas de forma evidente en el trabajo.
Por regla general, la gente desconoce o le traen sin cuidado aspectos como la forma, la composición o el color, no obstante, hacer uso de estos aspectos, aseguran la correcta interpretación de cada mensaje y de lo que se desea comunicar o transmitir con él.
- Teniendo nociones de inglés, ¿te lanzarías a corregir un texto redactado por alguien nativo? La respuesta es ABSOLUTAMENTE NO.
- ¿Te imaginas a un medico haciendo un diagnóstico y como este es “corregido” por un paciente con nociones de socorrismo?
Ojo, esto no quiere decir que yo ignore sistemáticamente las observaciones y sugerencias de quienes me contratan para hacer un trabajo, más bien al contrario, pues entre otras cosas, me gusta que participen en el proceso creativo de cada pieza o diseño.
Así, quiero constatar que una cosa es participar en un proceso creativo y otra pretender que un creativo publicitario se convierta en unas manos que ejecuten una pieza sin sentido a la caza del tan traído y llevado, “lo veo, es que lo veo”.
En conclusión, el inglés siempre será inglés, el médico siempre será medico y el creativo siempre será creativo por lo que no puede ignorar los conocimientos que posee para realizar un trabajo que pueda considerar digno de llevar su firma.
En fin, de nuevo hablando del pan nuestro de cada día. Buen rollo…
